miércoles, 4 de febrero de 2015

TERRORES NOCTURNOS, ¿QUE HACER?



¿Qué son los terrores nocturnos?
Los terrores nocturnos son uno de las alteraciones del sueño más comunes en niños. En un terror nocturno el niño podrá sentarse de repente y empezar a chillar, llorar y balbucear sin consuelo. Provocan mucho estrés en los padres ya que se encuentran con un niño aterrorizado y es imposible consolarle.
Cabe decir que, en contra de lo “alarmante” del terror nocturno, este no revierte en la inmensa mayoría de los casos ninguna gravedad y salvo contadas ocasiones es algo que desaparecerá simplemente con el tiempo.
Según el DSM-IV la prevalencia de los terrores nocturnos en población infantil es de un 1-6%, siendo estos más comunes en niños que en niñas y se suele dar entre los 4 y 12 años. Se habla también de que tienen una importante base genética en su aparición.

¿Cómo puedo diferenciar un terror nocturno de una pesadilla?




A continuación os mostramos una tabla que podréis utilizar como guía para diferenciar entre terror nocturno y pesadilla. Una buena pista para diferenciarlos nos la da Jordi A. Mindel autora de Sleeping through the night es preguntarse quién está peor a la mañana siguiente “si tu hijo está todavía agitado tuvo una pesadilla, si eres la que continúas angustiada, probablemente tuvo un terror nocturno”.
PESADILLAS
TERRORES NOCTURNOS
Normalmente el niño se despierta durante el episodio y recuerda el contenido del sueño.
A pesar de que puede incorporarse de la cama e incluso llorar o gritar, resulta muy difícil despertarle. No recordará nada.
Los contenidos del sueño recordados son muy elaborados.
Contenidos inexistentes o muy vagos del episodio.
Durante los episodios no suelen aparecer movimientos ni vocalizaciones ya que no existe tono muscular. En el caso de que aparezca alguna palabra o grito indica el final de la pesadilla.
Pueden aparecer verbalizaciones y/o vocalizaciones por la presencia de tono muscular.
Al despertarse: sensación de miedo y ansiedad asociadas al recuerdo de las imagenes oníricas.
Se experimenta una intensa ansiedad con gran activación autonómica.
Aparecen en la fase de sueño REM.
Aparecen en el sueño No REM.
Suelen darse en la segunda mitad de la noche.
Se dan en la primera mitad de la noche.
Inicio entre los 3 y 6 años.
Inicio entre los 4 y 12 años.
Suelen remitir a medida que el niño se hace mayor.
Suelen desaparecer con el tiempo y normalmente no precisan tratamiento farmacológico.

¿Qué tengo que hacer cuando mi hijo tenga un terror nocturno?
Lo principal es mantener la calma, saber reconocer que es un terror nocturno y no alarmarse. A tu hijo no le está pasando nada peligroso. Una vez que sabemos qué es lo que está pasando, solo tenemos que seguir estas indicaciones:
-          No tratar de despertar al niño mientras esté sufriendo un terror nocturno.
-          Vigilar que no se caiga de la cama o que haya algún elemento con el que pueda hacerse daño.
-          Recordar que el niño no está sufriendo.
-          No demostrar al día siguiente angustia o preocupación sobre el terror nocturno delante del niño. Él no va a recordar nada y solo va a servir para angustiarle.

¿Qué ocasionan los terrores nocturno y cómo puedo evitarlos?
Desgraciadamente todavía no sabemos cuáles son las causas de los terrores nocturnos y no existe ninguna terapia o tratamiento farmacológico para evitarlos. Lo que sí sabemos es que la presencia de estos terrores nocturnos no tiene por qué guardar ninguna relación con problemas psicológicos, angustias o traumas. Por lo que conviene que simplemente sigamos una adecuada Higiene y pautas del sueño:
-          Manteniendo horarios regulares de levantarse y acostarse.
-          Durmiendo al menos 8 horas.
-          Manteniendo rutinas de preparación al sueño, por ejemplo: ponerse el pijama, lavarse los dientes, dar las buenas noches, leer un cuento, dar un beso y apagar la luz.
-          Disponer de un entorno apropiado para dormir: que la habitación esté oscura, silenciosa y a una buena temperatura.



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